Los hallazgos arqueológicos hallados en el término municipal, concretamente en el lugar conocido por cerro del Aljibe, fechados entre los siglos primero antes de Cristo y primero después de Cristo, sitúan el nacimiento de esta población hace, al menos, dos mil años.
En el Llano de la Virgen también se han encontrado restos de un poblado, tumbas y cerámicas en lo que bien pudo ser un poblado medieval, así como vestigios de épocas anteriores. Los romanos llamaron a Coín Lacibis, posteriormente La Cobbin y, por último, Castro Dacuan, de donde se cree que los árabes tomarían el nombre de Cohine. La palabra Castro nos hace pensar en algún tipo de estructura social organizada y germen de lo que hoy conocemos como Coín.
Pero realmente fueron los árabes los que dieron cuerpo al núcleo urbano al que impulsaron hasta convertirlo en el más importante de la zona. Fue Abderraman Tercero quien hizo levantar las murallas defensivas sobre los restos del antiguo poblado romano. El viajero tangerino Ibn Batuta llamó a Coín (Dacuan) «castillo hermoso con muchas arboledas y frutas», y Al Jatib le dedicó grandes alabanzas. Coín llegó a alcanzar gran opulencia a la que no fueron ajenos los judíos que impulsaron notablemente el comercio con sus exportaciones de vinos, aceites, higos, pasas, o almendras.
Fueron los árabes los que también dejaron bellas historias que se cuentan a menudo. Un romance anónimo del dieciséis relata los amores del moro Abindarráez el cual quedó prendado de la Bella Jarifa. Mientras la visitaba, cayó preso de un caballero castellano quien, viendo el amor tan grande que ella sentía por el moro, le permitió ver por última vez a su amada bajo la promesa de volver al cautiverio. Cumplió con la promesa y por tan noble acción encontró la libertad.
En cuanto al urbanismo del pueblo se puede decir que ha crecido de forma ordenada lo que permite, a su conjunto, mostrar una parte más moderna y una parte más tradicional. La zona más antigua, a la que llegaremos por el Parque de San Agustín, se puede disfrutar recorriendo la plaza de San Andrés o la plaza de la Luna, zonas en la que el casco antiguo se muestra en su mayor esplendor. En la plaza de Santa María encontraremos la iglesia y el convento del mismo nombre, levantados sobre la antigua mezquita. Atravesando la calle Cárcel llegaremos a la plaza Teniente Coronel de la Rubia, conocida popularmente como Plaza El Pescao, desde donde se puede ver la fachada lateral y trasera de la iglesia de San Juan Bautista, del siglo dieciséis y con uno de los artesonados mudéjares más importantes de Andalucía. Continuando el recorrido desembocaremos en la plaza de San Andrés en la que destaca una torre, de época musulmana,con una hermosa cruz en lo alto, y una fuente de 1933.
Paseando por las estrechas y encaladas calles de Coín no debemos pasar por alto la gran cantidad de hornacinas que la adornan y que dan cobijo a modestas imágenes de Cristo Crucificado, al que agasajan con ramos de flores y alumbran con cirios. También se pueden observar algunas casas cuyos patios interiores están decorados con flores.
Continuando el paseo llegaremos a la Plaza Alameda, que es la principal del pueblo, en la que encontraremos diversas fuentes y veremos, al fondo, la Torre de los Trinitarios.
